La palabra FIN.
Escribir una historia, es embarcarse en un viaje, es vivir en el mundo donde transcurre esa historia, porque dependemos de nuestra experiencia en esos mundos para poder plasmarlos y describirlos. Tenemos que conocer sus paisajes, oler sus aromas y palpar las distintas texturas. Algo parecido pasa con los personajes, ellos aparecen, pero a medida que pasan los días se van revelando, se van delineando, y de alguna manera éstos comienzan a trascender, y sus vidas escapan ya de nuestra mera imaginación, pues fluirán según los deseos, anhelos y acciones. Es cuando el viaje comienza a precipitarse, pareciera que vamos en un vehículo (que no conducimos nosotros) por un camino de montaña, en cada curva y contra curva se producen revelaciones, y la adrenalina se convierte en el combustible del vehículo. Subimos y bajamos, y ese auto solamente se detendrá cuando lleguemos a destino. Y el destino es siempre el final de la historia. Cuando llegamos, cuando terminamos de escribir l...