Haciendo tiempo. Rescatado de un viaje inesperado a una porción del año 1994.

Buscando algo, encontré hoy, 7 de Febrero del 2019, una hoja amarilla; un volante que publicitaba una casa de comidas, la dirección es: Av. Cnel Díaz 1760 y los teléfonos se anuncian sin el (4) adelante.

Detrás hay un escrito mío, fechado el 14/06/1994 a las 18:30.

Y comienza así:

"Entre Ríos y Belgrano, armando mi propio ritual de té mientras espero.

Tengo media hora, una eternidad, para observar en mi isla.

Parapetada detrás de la taza, la tetera de acero, la jarra de agua, el platito con palmeras y el volcán humeante del cenicero.

Un oleaje de cuero marrón gastado son las sillas que no llega a contrastar con el ocre de los manteles.

La fauna aquí es aburrida, circunspecta. La masculina envuelta en trajes grises y corbatas al tono y la femenina de impecable taullieur, maquillaje otoñal y bijouterie dorada, escapadas todas de un programa de TV, dedicado a la mujer.

No sé si es la luz lo que le da esta apariencia raída al paisaje, sin embargo el chico de buzo rojo que pide monedas de mesa en mesa resalta en tecnicolor entre tanto sepia.

El sobrehueso (tal vez operable) de la mano del señor de la mesa que está a mi izquierda, se entrelaza con la novia del joven celoso, de la mesa de enfrente, joven que, tal vez intenta propasarse con la mucama "inútil" de la gritona y obesa señora que está a mi derecha, que puede llegar a comprar las licuadoras importadas que vende el señor cuya voz llega desde mi espalda; y quien sabe, por ahí le hace una zancadilla al mozo mientras se acerca a cobrarme.

Por fin, ya se hizo la hora de irme".